CÓMO FORTALECER LOS LAZOS DE SOCIOAFECTIVIDAD ENTRE FAMILIA, ESCUELA Y TERRITORIO
Ana María Castillo
Estudiante del grado 1102
Representante de los Estudiantes en el Consejo Directivo - JM
“Entre todos podemos llevar a cabo una mejor sociedad mediante la socioafectividad,
sin que la voz del padre o maestro sea grito, ni la del alumno miedo o desconfianza”
Últimamente hemos escuchado bastante sobre las competencias necesarias para el siglo XXI, una de ellas es la socioafectividad. Se trata de un tema trascendental para la sociedad porque aborda la importancia de los lazos de armonía que unen a la familia, la escuela y el territorio. Estos lazos son fundamentales para la formación de personas como tú o como yo, dado que sostienen los principios y valores de los futuros ciudadanos en los que nos convertiremos. A lo largo de este artículo vamos a tener en cuenta tres palabras: comunicación, confianza y trabajo en equipo.
La socioafectividad es el conjunto emocional y sentimental que se expresa en un entorno humano, por ende, es una base fundamental a lo largo de la vida de toda persona y se debe afianzar en equipo, con ayuda de la escuela, territorio y padres de familia. Pero, ¿cuáles son los objetivos de estos tres actores sociales?
La escuela es uno de los órganos esenciales en la formación socioafectiva. Su objetivo es mejorar la relación entre directivas, maestros, estudiantes, acudientes y territorio, así como dar a los estudiantes las herramientas necesarias para una introducción a la convivencia en sociedad. De una forma más impactante en nuestra vida como ciudadanos, el territorio aporta hábitos de interacción y comportamiento dentro del espacio contextual, de esa manera estimula algunos rasgos de la personalidad.
La familia constituye el origen y raíz de cada individuo, allí la primera educadora del menor es la madre. De ella parte el proceso formativo en socioafectividad que cada individuo irá a expresar en otros contextos como la escuela o el territorio. Desde que el niño está en el vientre de la madre es capaz de sentir las vibras y energías transferidas a él, esto influye en su conducta y sentimientos a lo largo de su desarrollo. Sin embargo, considerando la diversidad intrafamiliar actual, otros miembros del núcleo familiar como abuelas, tíos, o padres pueden asumir el rol formativo inicial. Para bien y para mal estas circunstancias tienen un impacto directo en la formación del menor.
¿Cómo están estos lazos actualmente?
En la familia se da origen al proceso de formación, constituyéndose en el entorno donde se sientan bases emocionales y habilidades de conocimiento como matemáticas, biología literatura, etc. La familia se relaciona con escuela y entorno aportando en la personalidad, educación con base en valores y convivencia. Lo aprendido en casa se refleja en los otros contextos. De ahí se puede concluir que del entorno familiar depende la inclusión del menor en la sociedad.
Por parte del territorio el asunto es más complejo. Éste aporta el desarrollo de la personalidad ciudadana del menor, generando un contexto que introduce al niño/a en una cultura. Una rama del territorio es la escuela ya que se encuentra inmersa en él y de él toma su legitimidad. A su vez, la escuela guarda una similitud con la familia porque conduce a los menores a tener una visión de la vida en sociedad de forma pedagógica y dinámica, de tal suerte que más adelante ponga en práctica lo aprendido de una manera más real y cruda.
¿Cómo son nuestros lazos ideales?
Nuestros lazos ideales siguen siendo una utopía. En la escuela, lo ideal de esta relación sería así: aporta en el desarrollo de la personalidad ciudadana al menor, genera instituciones que forman al niño/a tanto en cultura como en diversas maneras de competencias, con estudiantes autónomos y conscientes de la oportunidad que les brinda la escuela.
Por parte del territorio, habría un apoyo en la escuela, ya que esta brindaría la introducción asertiva a la sociedad, viéndose de manera evidente en el territorio. En la familia, lo ideal sería aportar en la comunicación con el menor, adicionalmente está llamada a ser un actor activo en el proceso de la escuela, tomando parte en las actividades y reuniones familiares.
Poder pensar en una mejor sociedad se logra a través de la ayuda del territorio. En este entorno se debería propiciar la libre expresión, darles la potestad de hablar y ser escuchados, realizar alianzas con la escuela para el crecimiento propio, generar confianza, paz y el respeto por el derecho a la vida.
Actualmente, en estos momentos de contingencia hemos tenido una convicción en donde podemos sentir el amor hacia el colegio, extrañar el aroma de las aulas de clase, el “buenas tardes queridos estudiantes” de los maestros, “señorita retírese el pirsin” de los coordinadores, en todo este proceso hemos podido fortalecer aún más nuestros lazos de socio afectividad con la escuela, el colegio nos espera, podremos volver con un obstáculo superado, más fuertes, más maduros, toda la comunidad educativa... Estamos orgullosos de esta familia Deborista. ¡Animo! Cuando sea el momento podremos abrazarnos, y decir ¡LO LOGRAMOS!
Para concluir dejo un par de preguntas:
¿Cómo son los lazos de socioafectividad con tu familia, escuela y territorio? Si no son los idóneos, ¿cómo los mejorarías?
Cómo maestro, ¿crees que debes involucrarte en la vida del estudiante o solo entrar al aula a compartir conocimiento?