LA VIDA EN MEDIO DE LA PANDEMIA
Juan Camilo Aguilar Bautista
Estudiante del grado 906
Es un hecho que en muchas cosas han cambiado nuestras vidas, debido a esta crisis que hemos estado atravesando, se han sumado aspectos a los que tenemos que adaptarnos, uno de ellos es el contacto físico, es triste tener que llegar a estas instancias para darnos cuenta de lo vital que es aquel bálsamo o consuelo que podía darnos unas caricias, un beso o un abrazo.
Esa sensación de apego y alegría que nos brinda el poder convivir y compartir momentos con otros sin estar distanciados y sentir como se va formando un vacío en nuestro interior; saber que tenemos guardados todo los besos y abrazos que pudimos dar antes de esta situación, pero que no dimos y ahora representan un peso para nosotros acompañado de remordimiento y sin contar con la preocupación constante que genera la posibilidad de que quizás no tengamos la oportunidad de darlos a esas personas especiales para nosotros, más aun así esta situación nos debe llevar a reflexionar en un antes y un después y aprender a valorar la vida con cada uno de los aspectos que la componen sin importar que tan dura y dolorosa pueda llegar a ser, porque ahora nos estamos dando cuenta de cuánto daño hace que nos priven de algunos de esos factores tan especialmente vitales para nosotros los seres humanos como lo es el contacto físico.
Tan importante es que no poder tenerlo nos aleja de una de las hormonas más importante de nuestro cuerpo; la endorfina, más conocida como la hormona de la felicidad y aunque hay algunas formas de aplacar esta ausencia aun así es prácticamente irremplazable la interacción a través del tacto.
Es bastante triste ver que algo como un abrazo, que alguna vez sirvió para hacerte feliz, ahora pueda arrebatarte la vida, pero esto refleja nuestra situación y hasta qué punto hemos llegado.