top of page

EL VIRUS EN MI CIUDAD

 

Joseph Nicolay Bernal Díaz

Estudiante del grado 801

 

Raúl tenía 8 años vivía en Bogotá con sus papás y su abuelita, su abuelita le llamaba Raulito y para hacerlo enojar lo llamaba Raúl. A Raúl le gustaba imaginar historias y mundos, en el colegio la profesora los reunió en un círculo y les propuso algo que los tomó por sorpresa, ella pidió que se imaginaran una enfermedad pero de alguna manera esta salió de la mente de Raúl a la realidad, así pues llegó a la ciudad y la vida como la conocían tendría que cambiar, por un rato no podrían salir de casa ni estar tan cerca de sus amigos ni familia, por un tiempo la profesora les explicó que un virus llamado coronavirus estaba haciendo que la gente se enfermara como cuando a alguien le da gripa.

 

¿Qué es el coronavirus? pregunto Raúl que nunca había escuchado hablar de eso; es un virus que se descubrió hace poco tiempo se llama así porque visto desde el microscopio es como una corona con picos, muchos de los síntomas son como la gripe, tos seca, fiebre, dificultad para respirar, los niños veían a la maestra con cara de miedo porque aún no entendían muy bien como había llegado ese virus a cambiar sus vidas y más aún Raúl, porque no sabía cómo había pasado a la realidad ese virus que imagino en su mente.

No hay que temerle dijo la maestra, porque no hay casos de contagios de niños y además son casos de poca gravedad lo que si podemos hacer es cuidar a nuestros papás y abuelitos porque los adultos son la gente que tiende a enfermarse más.

 

Luego de su clase virtual, Raúl que amaba a su abuelita más que a nada en el mundo abrió muy grandes sus ojos y preguntó, ¿cómo hacer para defenderla del virus?, hay mucha gente afuera que está trabajando para combatir y frenar lo que su imaginación no pudo, él pensaba en los doctores y doctoras y enfermer@s del todo el mundo tratando de combatirlo, cuales caballeros con armadura.

 

Un día viento la TV dijeron que para ayudar lo primero que nosotros necesitamos era lavarnos las manos muy seguido por lo menos 20 segundos, taparnos con el codo al estornudar y no tocarnos la cara porque es muy fácil que los gérmenes se peguen y así estar infectado, pero la recomendación que daban era quedarnos en casa para evitar contagiarnos.

 

Un día Raúl volvía a casa, de traer varios tapabocas, gel y jabón, entró se desinfectó y se encerró en su cuarto e intentando pensar e imaginar como este virus pudo salirse de su mente, también pensó ¿cuál sería la cura para librarse del coronavirus?, agotado de pensar en una cura efectiva se quedó dormido.

 

Al día siguiente afuera de la ventana el coronavirus apareció frente a ella, se veía grande y temible. Inmediatamente Raúl dio un gran salto hacia atrás ¡aléjate! le grito mientras ajustaba bien su cubrebocas, estoy protegido no puedes hacerme nada, el virus continuó fuera de la ventana, si me mantengo fuera de tu alcance no me puedo enfermar.

 

Raúl corrió al baño a bañarse se las manos y volvió hacia la ventana, las estiró y de ellas salieron unas ondas expansivas que alejaron al virus, la abuelita de Raúl cerrando de un golpe la ventana gritó al virus, ¡tú! te quedas fuera, mientras el virus se desintegró, entonces la abuelita de Raúl lo felicitó por cuidarla y cuidar a su familia con las medidas de autoprotección, esperando que algún día creen la vacuna que le permita a Raúl, a su abuelita y a su familia continuar con su vida, en donde se puedan abrazar y ser felices sin temor al contagio.

bottom of page